¿Cómo elegir los bastones de senderismo adecuados?

La mayoría los ve como un par de palos con los que golpear de vez en cuando el suelo, pero, amigo mío, ¡los bastones de senderismo pueden convertirse en tus aliados más fieles en cualquier terreno!

Elegir unos buenos bastones de senderismo es algo más delicado de lo que parece; créeme, tus rodillas y muñecas te lo agradecerán algún día. Con la elección correcta, sentirás que llevas a dos leales compañeros de viaje, siempre dispuestos a sostenerte en los momentos difíciles y, ocasionalmente, a salvarte de un tropezón ridículo en público. Así que, antes de lanzarte a comprar los primeros bastones que encuentres, vayamos paso a paso, como dos viejos amigos en una montaña escarpada.

¿Para qué quieres tus bastones?

Hay bastones específicos para cada actividad, y elegir los adecuados puede marcar la diferencia entre una jornada de senderismo memorable y una en la que te arrepientas de no haber hecho mejor tu tarea.

  • Senderismo: Aquí los bastones son el «dos por uno» de la estabilidad y el ritmo. Son ideales para quienes enfrentan terrenos variados, con subidas que parecen desafiar las leyes de la gravedad y bajadas donde la inercia trata de lanzarte colina abajo. Aquí, unos bastones ajustables serán tus mejores amigos, permitiéndote acortar o alargar según lo empinado del terreno.
  • Caminata nórdica: Ah, la elegancia del nordic walking, esa disciplina que combina el arte del paseo con la coordinación de un ballet improvisado en el campo. Los bastones para caminata nórdica son generalmente de longitud fija y algo más ligeros que los de trekking, pues aquí el objetivo no es resistir descensos, sino marcar un ritmo constante y un impulso añadido. Los de longitud fija son mejores para quienes caminan en terrenos relativamente llanos y, como el ballet, valoran más la gracia que la resistencia.

2. Altura ajustable o fija: el dilema de la estabilidad

Aquí es donde comienza el verdadero debate. Los bastones ajustables, que pueden alargarse o acortarse según el terreno o tu humor del día, son una opción popular. Pero, si te toca ajustar el bastón cada vez que la pendiente cambia, podrías volverte loco… o más fuerte en el proceso. Estos bastones se adaptan a la mayoría de las alturas y también tienen el encanto de poder reducirse hasta caber en la mochila, cosa útil cuando el sendero se convierte en escalada.

Sin embargo, los bastones de longitud fija ofrecen algo especial: una estabilidad a prueba de terremotos y una ligereza que, como un buen vino, mejora cada paso. Son ideales si ya tienes dominado el terreno o te gusta la seguridad de saber que ese bastón jamás se encogerá en el peor momento.

3. Materiales: ¿aluminio o carbono?

Ah, aquí entramos en el ámbito de los gustos y del presupuesto. Los bastones de aluminio son fuertes, más baratos y pueden soportar sin pestañear todo tipo de maltratos, aunque pesan un poco más. El aluminio, digamos, es como ese amigo robusto que no te falla ni en las peores borracheras; no es el más ligero, pero siempre está ahí, resistiendo como un héroe.

Los de carbono, en cambio, son ligeros como el humo, ideales si planeas llevarlos horas en las manos, pero tienen el defecto de ser algo más delicados. La naturaleza, esa vieja amiga con sentido del humor, podría hacerte una jugarreta si te descuidas y clavas un bastón de carbono en una grieta o en una piedra incómoda; pueden llegar a quebrarse bajo suficiente presión, cual galleta en maletero. Pero para la ligereza y las largas caminatas, no tienen rival.

4. Empuñaduras: la esencia del agarre cómodo

La empuñadura es tu conexión íntima con el bastón. Después de horas de caminata, notarás si elegiste bien o mal. Las de goma pueden ser buenas en condiciones frías, donde te protegerán del viento helado; aunque, cuando sudas, pueden volverse resbalosas como una anguila. Las empuñaduras de espuma, en cambio, absorben bien la humedad, pero tienden a desgastarse más rápido.

Las empuñaduras de corcho, mi debilidad personal, son el Rolls-Royce del confort. Amortiguan las vibraciones, se ajustan a la forma de tus manos con el tiempo y son perfectas tanto para climas cálidos como fríos. Además, tienen ese toque de elegancia que hace que, aunque estés embarrado hasta las rodillas, sientas que llevas contigo un pedazo de la naturaleza misma.

5. Los mecanismos de ajuste: ¿palanca o rosca?

Aquí es donde las cosas se ponen interesantes, y donde muchas aventuras han terminado con un bastón flojo en el momento menos oportuno. Los sistemas de palanca (a veces llamados «flip-lock») son rápidos y confiables, ideales si tu paciencia es del tamaño de una hoja de hierba. Con un giro rápido, el bastón queda ajustado y listo para resistir el camino. Pero si prefieres el método tradicional, el sistema de rosca ofrece un ajuste más seguro, aunque no tan rápido.

La clave está en preguntarte si valoras más la velocidad de ajuste o la seguridad absoluta. A veces, en medio de una pendiente resbaladiza, esos segundos adicionales pueden marcar la diferencia entre mantener la dignidad o terminar rodando hasta el valle.

6. Puntas y tacos: los héroes ocultos

No hay que olvidar esos pequeños detalles en la punta del bastón, que pueden ser metálicas para clavar mejor en el suelo o de goma para proteger el terreno y reducir el ruido. Las puntas metálicas, como pequeños crampones, te ayudarán a dominar terrenos rocosos o helados; pero, si planeas ir por rutas pavimentadas o cuidar el ambiente, los tacos de goma son imprescindibles.

Algunos bastones incluso tienen puntas intercambiables, perfectas si eres un camaleón del senderismo que disfruta de todos los terrenos posibles. Recuerda que estos pequeños detalles, a la larga, evitarán que el sonido de un bastón metálico haga que toda la fauna a kilómetros de distancia salga despavorida.

7. Peso y longitud: amigos de la ligereza

El peso ideal de un bastón depende, en parte, de tu estilo de senderismo. Si te imaginas como un ágil corredor de montaña, entonces cada gramo cuenta, y unos bastones ultraligeros son el camino. Pero si tu estilo es más de caminata contemplativa y largas paradas para observar la flora (o simplemente tomar un respiro), un peso medio será cómodo y más asequible.

8. Los detalles finales: correas y accesorios

Las correas ajustables alrededor de la muñeca pueden parecer un adorno, pero créeme, después de unas horas en la montaña, querrás que esas correas estén bien diseñadas. Las correas acolchadas y ajustables ayudan a distribuir el peso y a reducir la tensión en las muñecas, además de evitar que los bastones vuelen por los aires cada vez que te encuentras con una subida inesperada.

En resumen

Ahora, lo que sigue es salir a probar el equipo y darles a los bastones su merecido en el campo. Recuerda, un buen par de bastones de senderismo no solo te ayudará a superar las subidas y bajadas, sino que se convertirá en un compañero fiel, ideal para esas largas caminatas donde la naturaleza tiene una sorpresa en cada esquina. ¡Que disfrutes del camino, bastón en mano y sonrisa en el rostro!

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