Pulseras de supervivencia: ¿Moda o necesidad real?

Las pulseras de supervivencia, esos humildes brazaletes que oscilan entre el heroísmo de un veterano de guerra y la moda bohemia de un festival de verano! A primera vista, uno podría pensar que son meros accesorios, como un pañuelo colorido en el cuello de un senderista moderno. Sin embargo, bajo esa apariencia trivial, esconden todo un universo de posibilidades que podrían salvarte la vida… o, en el peor de los casos, ayudarte a construir una caseta improvisada para insectos que, ya te lo advierto, no querrás ser su inquilino.

¿Qué son y para qué sirven?

Una pulsera de supervivencia no es cualquier pulsera. Está hecha de paracord, un material fuerte y resistente originalmente diseñado para las cuerdas de paracaídas militares (¡nada menos!), y que aguanta hasta 250 kilos de peso. Al desatarla, puede extenderse hasta unos tres metros de largo, ofreciendo una cuerda ligera pero robusta. Imagina la sorpresa de tus amigos cuando, después de un buen rato de caminata, decides desplegar tu “accesorio” y usas la cuerda para improvisar una trampa de pesca, atar algo a tu mochila o incluso colgar la hamaca para echar una siesta en pleno bosque.

Funcionalidades esenciales (y no tan esenciales) de las pulseras de supervivencia

  1. Paracord multifuncional: Esto es el “esqueleto” de la pulsera. Con hasta tres metros de cuerda ultra resistente, el paracord sirve para prácticamente todo, desde improvisar un refugio hasta atar cosas a la mochila o incluso como cuerda de rescate.
  2. Brújula: Ideal para los que tienen la orientación de un pato mareado (con todo respeto al pato). Una brújula integrada puede ser la diferencia entre encontrar el sendero correcto y terminar dando vueltas en círculos. Esta función añade tranquilidad y dirección, especialmente cuando los senderos comienzan a confundirse y cada roca parece igual a la anterior.
  3. Cuchillo: No esperes un machete, pero estos cuchillos en miniatura cumplen su función. Son útiles para cortar cuerda, madera pequeña o incluso abrir algún paquete de comida en un momento de desesperación. Eso sí, ten cuidado: usarlo requiere práctica para evitar que termine sirviendo solo para abrir tu propio dedo accidentalmente.
  4. Seguimiento GPS: Sí, algunas pulseras avanzadas incluyen una función de seguimiento GPS. Esto es ideal para que puedas compartir tu ubicación en caso de emergencia, o para que alguien rastree tu posición si te has adentrado demasiado en el bosque. La tecnología aquí varía y suele estar conectada al móvil, pero ofrece una capa de seguridad extra para senderistas aventureros.
  5. Silbato: Pequeño pero poderoso. Un silbato en la pulsera es útil si necesitas alertar a otros de tu posición o ahuyentar a animales curiosos (o a senderistas más curiosos aún). En zonas densas, este pequeño chiflido puede ser la única manera de señalar que estás ahí sin gritar como Tarzán.
  6. Led: Perfecto para no acabar tropezando con cada raíz y piedra al anochecer, este led integrado da una pequeña luz que puede hacer la diferencia cuando el sol se ha ido y el camino se vuelve tenebroso. No iluminará como una linterna de alta potencia, pero ayuda para orientarse y, si la usas intermitente, es un buen modo de señalar tu posición en la oscuridad.

Pero, ¿realmente son necesarias?

La respuesta corta: solo si planeas un senderismo serio. Si vas a una caminata de tres horas por un sendero señalizado, la probabilidad de que necesites desarmar tu pulsera y construir un refugio de emergencia es más baja que la de encontrar un unicornio.

Ahora bien, si eres de los que aman perderse en lo profundo del monte, donde los árboles apenas dejan filtrar la luz y el GPS solo sirve como pisapapeles caro, una pulsera de supervivencia podría salvarte el pellejo, o al menos, aliviar un buen susto. Además, seamos sinceros, también queda bien: siempre hay algo reconfortante en llevar una pulsera que, a la vez, te hace sentir como un explorador intrépido que enfrenta la naturaleza en pie de igualdad, aunque el único animal que te hayas cruzado sea una ardilla mordisqueando una nuez con aire burlón.

¿Necesaria o no?

A mi entender, es un poco como un seguro de viaje. La llevas esperando no usarla jamás, pero el día en que surge la necesidad, te preguntas cómo habrías sobrevivido sin ella. No olvidemos que, además, ¡vienen en mil colores! Así que, si decides no usarla en la montaña, siempre puedes llevarla a la próxima parrillada y contar que sirve para encender fogatas, mientras todos te miran con mezcla de asombro y escepticismo.

En resumen, si tienes un sentido práctico y un alma de aventurero, te digo que te la pongas. Si al final no la usas, te habrás ganado un bonito accesorio para contar historias de supervivencia a orillas de una fogata… aunque esté en el jardín de tu casa.

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